-¿Qué haces aquí?
- No lo sé, necesitaba tenerte cerca.
- ¿Para qué? ¿Para volver a hacerme daño? Has hecho mal volviendo...
- También quería pedirte perdón. No preguntes, por que llevo dos meses intentando darme una respuesta a mi misma, de por que lo hice, pero no consigo encontrarla. ¿Por qué me fui? Ni yo misma lo sé. Necesitaba libertad, pero estos dos meses me han servido para darme cuenta de que tú eras quien me daba esa libertad...
- Calla, no quiero escuchar más. Ya te he olvidado.
- Te equivocas. No me has olvidado. Si de verdad me hubieras olvidado no me estarías escuchando. Sabes perfectamente que me sigues queriendo. Que sigues pensando cada noche como hubiera sido tu día si yo nunca me hubiera ido. Que cada vez que te conectas buscas mi nombre en el chat. Que cada vez que alguien habla de mi, tu pegas la oreja a la conversación. Sabes tan bien como yo que no has conseguido olvidarme, solo te has acostumbrado a vivir sin mi.
- ¿Cómo estás tan segura de eso?
- Por que un día me lo prometiste, prometiste que jamás me iría de tu mente, ni aunque lo intentara. Y tú siempre cumples tus promesas.
- Tú también solías hacerlo.
- Y lo volveré a hacer. Lo prometo. Prometo que si las cosas se vuelven a torcer jamás te apartaré de mi lado. Prometo quererte, con todas las consecuencias que eso conlleva. Prometo amarte cada uno de los minutos que me queden de vida. Prometo no alejarme de tu lado. A cambio solo te pido empezar de cero, nada más.